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¿Miedo a los ruidos? Cómo ayudar a tu mascota a estar tranquila

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Tu mascota le tiene miedo a los ruidos fuertes? No estás solo. Si tu perro tiembla con cada trueno o tu gato desaparece al oír una moto, sabes lo angustiante que es verlos asustados sin saber cómo ayudarlos. Los sonidos intensos los abruman… y eso también puede generarte ansiedad a ti.

Este tipo de miedo no es una “maña” ni un capricho: es una forma real de ansiedad sonora, que afecta su bienestar y comportamiento. Algunos animales se esconden, jadean, vocalizan, se orinan del susto o incluso intentan escapar. Y cuando no se acompaña bien, el miedo puede agravarse con el tiempo.

La buena noticia es que existen formas efectivas —y muy respetuosas— de ayudarles a sentirse seguros. Establecer rutinas, usar herramientas calmantes, identificar señales tempranas y acompañarlos con serenidad puede marcar una diferencia real.

En este blog de Ladracadabra, te compartimos consejos prácticos para acompañar a tu peludo en esos momentos difíciles y ayudarlo a recuperar la calma.

En Ladracadabra tenemos consejos para tu mascota. Tal vez te interese leer: Energía y bienestar, Terapias alternativas para mascotas.

¿Por qué les afectan tanto los sonidos fuertes?

Aunque para nosotros un trueno o un estallido de pólvora puede ser solo una molestia, para muchos animales se trata de un evento aterrador. Su reacción no es exagerada ni un “mal comportamiento”: es el resultado de su biología y experiencias previas.

Perros y gatos tienen un sentido del oído mucho más agudo que el nuestro. Pueden percibir frecuencias más altas y sonidos a mayor distancia. Esto significa que un ruido que a ti te parece leve, para ellos puede sentirse abrumador, doloroso o invasivo. No entienden de celebraciones ni de tormentas anunciadas: solo registran una amenaza súbita e incontrolable.

En algunos casos, el miedo se desarrolla por falta de socialización temprana. Muchos animales que crecieron en entornos silenciosos (como hogares durante la pandemia) nunca fueron expuestos gradualmente a ruidos urbanos o naturales, por lo que no aprendieron a tolerarlos. Otros simplemente tienen una predisposición genética a la sensibilidad sonora, más frecuente en ciertas razas o en animales ansiosos por naturaleza.

También puede haber una asociación negativa previa. Si alguna vez un sonido fuerte coincidió con una experiencia desagradable —como quedarse solos, ser regañados o sufrir dolor— es probable que su cerebro haya vinculado el ruido con una amenaza real. A partir de ahí, reaccionan con alerta, miedo o pánico ante cualquier estímulo similar.

Y lo más importante: los animales no entienden qué está pasando. No saben que los fuegos artificiales “no son peligrosos”, ni que el trueno “es solo ruido”. Sin una explicación racional posible, solo les queda confiar en su instinto: protegerse o escapar.

Por eso, como tutores, nuestra responsabilidad no es “corregir” la reacción, sino acompañarlos con estrategias que les den seguridad, estructura y contención emocional.

Señales de que tu mascota está estresada por el ruido

Cada animal responde de forma diferente ante los estímulos sonoros intensos, pero hay señales comunes que indican que está sintiendo miedo, tensión o angustia. Reconocerlas a tiempo es clave para actuar antes de que el estrés se intensifique.

En perros

  • Temblores o rigidez corporal, incluso cuando hace calor
  • Jadeo excesivo sin razón física aparente
  • Ladridos, aullidos o gemidos inusuales
  • Intentos de esconderse debajo de camas, muebles o en baños
  • Buscar refugio en el tutor o, por el contrario, alejarse y aislarse
  • Rituales de escape: rascar puertas, romper ventanas, cavar
  • Falta de apetito temporal o micción espontánea
  • Babeo o lamido excesivo como señal de auto-regulación

En gatos

  • Búsqueda inmediata de escondites altos, estrechos o oscuros
  • Pupilas dilatadas, orejas hacia atrás y cuerpo encogido
  • Maullidos prolongados o silenciosos según su temperamento
  • Conductas de bloqueo (quedarse paralizado) o huida abrupta
  • Agresividad repentina si se intenta tocarlos o calmarlos
  • Marcaje con orina por estrés o eliminación fuera de la caja
  • Falta de juego o interacción posterior al evento sonoro

Señales generales a tener en cuenta

  • Cambios de comportamiento luego del evento (más irritables, retraídos o hipervigilantes)
  • Rechazo a salir a pasear si el ruido fue externo (por ejemplo, truenos o pólvora)
  • Hipersensibilidad a estímulos menores después del episodio (sobresaltos ante ruidos cotidianos)

Detectar estas señales no solo permite intervenir a tiempo, sino también prevenir que el miedo se convierta en una fobia crónica.

Qué hacer antes, durante y después de un evento sonoro

Los truenos, fuegos artificiales o explosiones inesperadas pueden desatar pánico en muchos animales. Prepararte con anticipación y saber cómo actuar en cada momento puede marcar una diferencia enorme en su bienestar emocional.

Antes del evento

  • Identifica los momentos críticos (temporadas de lluvias, celebraciones con pólvora, festividades locales) y prepárate con tiempo.
  • Crea un refugio seguro: puede ser una habitación pequeña, una caja con mantas, un clóset con su cama. Asegúrate de que tenga acceso libre y que se sienta protegido.
  • Reduce la estimulación externa: cierra ventanas y cortinas, coloca música relajante o ruido blanco para atenuar el impacto sonoro.
  • Ten a la mano elementos calmantes: como juguetes masticables, lickmat con alimento blando o su manta favorita impregnada con su olor.
  • Evita salir a pasear si hay riesgo de tormenta o pirotecnia: un episodio fuerte durante un paseo puede generar un trauma más difícil de manejar.

Durante el ruido

  • Mantén la calma: tu actitud es clave. Evita sobreproteger, pero tampoco ignores.
  • Permite que se esconda si lo necesita, sin forzarlo a salir. A veces, el solo hecho de poder elegir dónde estar ya reduce su ansiedad.
  • No regañes ni corrijas comportamientos derivados del miedo. Ladrar, temblar o esconderse no son “malas conductas”.
  • Si se acerca a ti, acompáñalo con tranquilidad, sin agobiarlo. Usa una voz suave y firme, sin exagerar el consuelo ni dramatizar.
  • Distráelo suavemente: si lo permite, ofrecer un premio, un juego corto o caricias puede ayudar a redirigir su atención.

Después del evento

  • Dale espacio y tiempo para recuperarse. No lo obligues a salir de su escondite ni a interactuar de inmediato.
  • Revisa si dejó señales de estrés residual: pérdida de apetito, conducta esquiva o comportamiento alterado.
  • Refuerza comportamientos tranquilos: premia con suavidad si sale por sí mismo, si se acerca o si explora el ambiente con calma.
  • Evita exponerlo a nuevos ruidos en las horas siguientes, para no prolongar el estado de alerta.

Actuar con anticipación y coherencia crea una base de seguridad para tu peludo. No se trata solo de “pasar el susto”, sino de ayudarlo a sentirse acompañado y en control.

Apoyos calmantes: aliados que sí funcionan

Además de tus cuidados, existen elementos que pueden ayudar a que tu mascota afronte mejor los episodios de ruido intenso. Algunos productos han demostrado ser útiles para generar una sensación de calma, reducir la alerta y ofrecer distracción sensorial.

Lickmat: el aliado estrella

El lickmat es una alfombra de alimentación interactiva que estimula el lamido lento, lo cual genera una respuesta relajante en perros y gatos. Usarlo durante o después del ruido ayuda a:

  • Reducir el ritmo cardíaco y liberar endorfinas de forma natural.
  • Redirigir la atención hacia una actividad placentera.
  • Asociar el entorno con algo positivo, no solo con el ruido.

Puedes untarlo con alimentos seguros como paté, yogurt sin azúcar o pastas especializadas para mascotas, según sus gustos y necesidades.

Feromonas y esencias

  • Existen difusores de feromonas sintéticas (especialmente en gatos) que replican señales de seguridad natural.
  • Algunas esencias herbales (como lavanda o manzanilla) pueden ser útiles, siempre que estén aprobadas para uso animal.

Enriquecimiento ambiental

  • Tener juguetes interactivos o juegos de olfato listos para esos momentos puede ayudar a cambiar el foco de atención.
  • Evita juguetes ruidosos o que generen frustración.

Consulta profesional

  • Si el miedo persiste o empeora, un etólogo o veterinario especializado puede ayudarte a diseñar un plan de desensibilización progresiva o, si es necesario, recetar un apoyo médico puntual.

Acompañar el miedo también es cuidar

El miedo a los ruidos intensos no es algo que tu peludo pueda controlar, pero sí es algo que puede aprender a manejar… si tú lo acompañas con calma, estructura y empatía. No se trata de eliminar el sonido, sino de enseñarle que está a salvo a pesar de él.

Con rutinas bien pensadas, herramientas que favorecen la relajación y tu presencia tranquila, tu perro o tu gato puede empezar a recuperar seguridad en esos momentos difíciles. Recuerda: el cambio no ocurre de la noche a la mañana, pero cada pequeño avance cuenta.

Y si notas que el miedo ya está afectando su comportamiento de forma constante, vale la pena pedir ayuda. En Ladracadabra, te invitamos a conocer también el servicio de etología felina Yolycats, donde profesionales especializados trabajan desde la comprensión emocional del gato para abordar casos de ansiedad, miedo o estrés crónico.

Explora más consejos, guías y recursos en nuestro blog: porque entender a tu mascota es el primer paso para cuidarla mejor.

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